Alguien mueve los ruidos - Marcia Collazo


Feria del Libro - IMM
Domingo 3 de octubre - 18 hs Salón Rojo
Presentación del libro
"Alguien mueve los ruidos"
de Marcia Collazo
Actuación de Pablo Seré (Guitarra)
y Jorge Bousoño (Gaita Asturiana)
Palabras de
William Johnson,
Alvaro Ojeda y Melba Guariglia

Los Esperamos.

Hasta siempre, Fany.



Hoy, 15 de 0ctubre, al medio día dejó de existir Fany Puyesky.

Doctora en derecho y abogada, fue columnista de múltiples semanarios y periódicos de Montevideo desde 1981 a 1996.

Se especializó en los Derechos Económicos de la Mujer.

Fue la primera escritora y dramaturga de mirada netamente feminista uruguaya, y quizás una de las pocas latinoamericanas que escribió sin sumisión a los hombres (sean editores, maridos o similar, colegas, maestros) etc.

Comenzó a escribir en los 80 y no se consideraba incluida en ningún movimiento generacional pasado o presente.

Su primera obra "Manual para divorciadas" dio una buena movida al teatro, generando una precursora propuesta teatral e inaugurando un lenguaje nuevo de humor moderno e irreverente, que tuvo un éxito sin precedentes.

Su condicion de teórica crítica, e investigadora independiente dentro del feminismo y el derecho se reflejan en sus obras destacando el humor que satiriza sobre todo la mediocridad y el obsoleto machismo. Tampoco el feminismo radical o cualquier tipo de fundamentalismo, asi como la política en la cual estuvo y se fue, escaparon a sus críticas.

Sus libros: "Manual para divorciadas" 5 ediciones en Uruguay y 2 en Brasil,"Contracuentos""Poemas de amor y bronca" y" La Mujer y su Dinero" publicada asimismo en Chile.

Sus obras de teatro estrenadas: "Manual para divorciadas" que contó con 100.000 espectadores desde 1980 a la fecha en multiples temporadas y "Mujeres al poder" ambos libretos en colaboración con la actriz y directora Beatriz Massons sobre textos propios de Puyesky.

Fue la única autora nacional seleccionada en 1997 para coproducir una obra propia con el Ministerio de Educaciòn y Cultura: "Berenice`s windows" idea original, concepción escenografica, libreto y letra de las canciones de Fany Puyesky, que produjo y estrenó en el teatro Agadu de Montevideo en junio de 1997, con el Ministerio de Educaciòn y Cultura.


HASTA SIEMPRE, FANY.

Grupo Cultural La Tertulia

Falleció Carlos Brandy.


En el día de hoy, lunes 13 de setiembre, murió el poeta Carlos Brandy.

Con sesenta años de reconocida trayectoria en la poesía, Carlos revelaba en su obra características especiales dentro de los poetas de su generación.

Para este autor, el sentimiento del amor, fue la constante fundamental en su maravillosa obra.

La condición humana, ha sido el centro de su preocupación poética.

El Grupo Cultural La Tertulia siente un profundo pesar ante este lamentable deceso.

Carlos Brandy.


Biografía.
Carlos Brandy nació en 1923.
Una forma de aproximación a su singular obras poética es conocer su pensamiento, declarado en la entrevista ¿A dónde va la poesía? (Marcha, Montevideo, 29 de diciembre de 1961).

"Más que sobre sistemas político –sociales, nuestra gran problemática gira en torno a la ausencia de una filosofía humana. Y yendo más allá, aún, nos encontraremos con una moral envejecida, que ha dejado de ser auténticamente formativa, y sólo sirve para envenenar al hombre. El suicidio mortal comienza en los políticos, sigue por los hombres de ciencia, y llega hasta nosotros, transformados, también, en los grandes culpables por nuestra indiferencia. Tal vez todo provenga de nuestra sensación de inertes ante un mundo del cual se nos han escapado los controles, todo provenga de nuestra sensación de impotencia, y nuestro "laissez-faire", nuestro suicidio moral son la respuesta de ello.

Hoy, más que comunismo o capitalismo, importa la muerte atómica. Nos acosa por todas partes, mediata o inmediata. Y no sólo nuestra muerte infinitesimal, sino la de la especie entera. El hombre, un gran pobre vagando por la tierra, pide el derecho a la vida, el derecho a perpetuar su sangre infinita. Es que no hay paz, no hay perdón, ni lugar alguno adonde no pueda llegar la furia desatada.
Por eso creo que no se está ya en condiciones de elegir. O se vive, o se muere. Un hombre creador fuera del mundo es como una raíz fuera de la tierra. Y después de todo, estar el mundo es ya una forma de poesía. Sentir el mundo, su esencia misteriosa, que es la vida misma que lo mueve y lo impulsa en las edades, es sentir la poesía.Nuestro tema apasionante, es la vida. Nos hemos colocado en medio de la tierra para acrecentarla o destruirla. y estamos angustiados. Sufrimos la locura agresiva de la ciencia, sometida al poder de hombres que nadie sabe si son cuerdos o locos. El átomo amenaza desintegrarlo todo; ciudades, hombres, plantas, especies enteras que han sobrevivido milenios de perturbaciones e increíbles dificultades. Todo corre el peligro de ser barrido y acabado, como si una mano desde las entrañas del universo quisiera dejar al ras la hermosa tierra.
Entonces, supongo yo, a veces no resulta extraño que alguien nos proponga dar la espalda a realidad tan cruel, y nos pida una rosa.

También nos resulta extraño que se nos pida cuentas de nuestra angustia".

Enrique Fierro, en su trabajo sobre los poetas del 45, califica a Brandy:
"Lenta, seguramente, la poesía de Brandy –que no ha olvidado lo aprendido en sus experiencias creacionistas- va madurando a través de Larga es la sombra perdida (1950) y La espada (1951) hasta llegar al lirismo interior de Los muros, que publica en 1954 ("todavía me parece el mejor de sus libros", anota Mario Benedetti once años después), en el que nos debemos detener. Porque allí, a través de un ritmo cansino que le es muy propio, el poeta va diciéndonos, como en sordina, su dolor ante "la silenciosa prisa del tiempo", que hace "que todo caiga inexorablemente,/ que sea nuestra existencia olvido, /nuestro amor tan frágil, nuestra constancia/ tan atada a lo que nos trae el camino!"
Dolor que está en la médula misma de la obra de Brandy: testimonio auténtico de su persistencia lo darán el nítido fraseo musical de los versos de Alguien entre los sueños (1959), el ritmo entrecortado y flexible de Juan Gris (1964), la opaca sonoridad de sus poemas últimos. Y dolor que habrá de ensancharse cuando el poeta nos diga su desconfianza en el valor comunicativo de las palabras ("envejecidas, "terribles", las llama en Los viejos muros), expresando que hay un mundo de significaciones ocultas –"Todo tiene un nombre inexpresable" que ni la propia poesía puede desentrañar. Porque entonces no le resta más que seguir rumiando su misteriosa soledad ("Estás solo, nadie te mira,/ nadie sufre tu mirada"), que sabe transferible.
Sin embargo, Brandy ha insistido –desde Larga es la sombra perdida hasta su debatido poema "El rostro de la muerte"- en una actitud humana solidaria, a veces fervorosa, que habla de su voluntad de participar en las furias y las ganas de los más". (En Los poetas del 45, Capítulo Oriental 32, p. 499-500).

Obras: (poesía, 1948), Larga es la sombra perdida (poesía, 1950), La espada (poesía, 1951), Los viejos muros (poesía, 1954), Alguien entre los sueños (poesía, 1959), Juan Gris (poesía, 1964), Con la violencia de la luz (poesía, 1973).
Del Diccionario de Escritores Uruguayos de Walter Rela. Ediciones de La Plaza. Montevideo, 1986.


Obras.

De "Con la violencia de la luz" (1973)
Con la muerte de testigo

Con la muerte de testigo
escribí mi antiguo testamento:
nadie heredó
sino mi vida oscura,
estirándose como una amiba
mitad absurdidad, mitad sueño.

Con la vida como testigo
escribo un nuevo testamento:
lo heredará la sombra de mi cuerpo,
la sombra que lancé a la luz
y que acompañó en su existencia
triste y altivo,
pero auténtico en el tiempo,
frente a la luz y a la muerte.
Y todo hasta el final.

El bufón del rey

Como espada enterrada
está mi sombra, como espada
que comprendió su importancia
y su inutilidad.
Viviente y solo frente a la noche
a sus solemnes arganas de carbón y belleza,
y también su inexplicable soledad.

Ríos que en el espacio mueren,
luces que viajan silenciosas
como naves de otra realidad,
sombras y nombres de otras sombras,
explosiones, abismos, cansancio
de vivir y morir, mientras aquí
soñamos entre hojas que un otoño cualquiera
pondrá en las calles y se podrán pisar.

Así, frente a la montaña inmensa,
frente a sus luces frías me encontré con el tiempo,
y comprendí que él era el Rey
y todo lo demás su eterna corte,
y que sin su presencia nada ni nadie
podría soñar.

Hay polvo en el tiempo

Hay polvo en el tiempo
y días que se pierden
entre enredaderas de nostalgia.
Hay muelles donde el tiempo amarra
navíos silenciosos, y mástiles
donde penden misteriosas banderas.
Hay todo eso, y un gris acabarse
como si la muerte recién comenzara.

¿Quién tendrá serenidad
en esos andenes donde los trenes parten
sin saber hacia qué nada?
¿Quién pedirá su nombre al primer extranjero
que llame a su puerta, sin saber
quién vive o quién muere?

Definitivamente, todo está en el olvido
como flores ya ciegas o puertas sin pestillo,
todo infinitamente vivo,
en ese silencio que sólo las estrellas
defienden con la violencia de la luz.
De "Océano" (2002)
XV
No le creas al otoño
cortesano del invierno
oculta bajo sus hojas
los ángeles caídos
Lo atisbé desde mi ventana
lo vi venir
con su lento paso gris
Tras de sí
una capa de musgo y hojas muertas
Su olor a sucio mendigo
invadiría mi cuarto
y se acostará en mi lecho
como una caduca dama soñolienta

XXIX
Caen caen
nadie sabe por qué
caen
La luz busca refugio
en el lecho de la noche
Esto no es el diluvio
es la culpa esparcida
sobre todas las cosas
Piedras lunares se ocultan en los sueños
Caen caen
sin saber por qué

XXXIII
Todo va de prisa
lo lleva el tiempo
(halcón en vuelo)
tu vida mi vida
la nocturna cabeza del sueño
Los días son transparentes
se disuelven en la nada
efímera circunstancia
Cuando llega la luz
la lleva el viento de la noche
Un gigante tiene
el universo como almohada

LIV
El cuerpo es un templo
lleno de fieles orantes
catedral gótica
de gárgolas extrañas
Vacía
asusta su silencio
en ella
habita el tiempo
El tiempo eterno

Susana Boéchat.



Prólogo:


"De Vuelos y Partidas" en el Uruguay.

El martes 18 ,en la Casa de los Escritores Uruguayos,en Montevideo,se presentó a las 19 y 30 horas, el libro "De Vuelos y Partidas" de Susana Boéchat,en homenaje a su madre, la educadora Luisa Nilda Blois de Boéchat. En el acto hablaron los profesores y escritores Carlos Marenales y Guillermo Lopetegui. La semblanza de la madre de Susana fue leída por la poeta y ensayista Julia Galemire.

Auspiciaron el acto al que fueron invitados académicos ,amigos escritores,el Instituto Amigos del Libro Argentino y Americano con los delegados del URUGUAY,el Grupo Cultural "La Tertulia",el Taller literario "Palermo",la Asociación de Escritores Uruguayos. Asimismo, la autora leyó poemas del libro.

I. ELLA: Susana Boéchat.

Susana Boéchat es Argentina, Porteña, Profesora de Lengua Española, Latín y Literatura. Master en Lengua y Literatura en la Universidad Nacional de Rosario. Posgrado en Ciencias de la Educación. Poeta, Escritora y Ensayista premiada infinidad de veces por sus obras literarias. Es desde el 2002 integrante de la Academia de Letras y Artes de Brasilia en la República de Brasil.
ELLA, es Susana.

II OBRA: Un paseo por algunos de sus trabajos publicados.



De Borges y Otros.

La abuela gringa.

La abuela amasa
Hogazas de sueños.
Sus manos-raíces
Duras-conocen
e l trabajo.
Hay sabiduría en
Sus ojos negros,
imágenes de otrora,
vaticinios,
el justo atributo
de las cosas.
Un ángel fugitivo
la retiene,
pasea a veces
con nosotros.

La niña y el milagro.

Poemas para una nieta recien llegada Maria Jose

Introducción

Una niebla de génesis auguraba
los sueños restallantes.
La luz abrió las nubes
las montañas.
Un gemido augural
rompió el silencio,
el abrigo de lunas,
y misterios.
como gema divina
inauguraba la calle
de la infancia.
Maria, la de antes,
la de ahora,
capullo auroral
abierto en rosa, semilla por venir
cauce del mundo.




Marta Lynch

Ensayo crítico y biográfico que Susana Boéchat ha escrito sobre la persona y la obra de una de las escritoras argentinas más discutidas y más leídas de la novelística argentina: la apasionante y apasionada Marta Lynch, creadora de La señora Ordóñez, la novela en la que se ha hecho uno de los más lúcidos exámenes introspectivos del alma de la mujer, cuyo antecedente en el canon literario nacional sería Nacha Regules, de Manuel Gálvez. La sutil y a un tiempo indagadora del subjetivísimo mundo político en de La alfombra roja, la incoativa novela con la que advino entre alabanzas de la crítica y ediciones sucesivas al orbe celoso, receloso, envidioso, suspicaz y resentido del parnaso nacional.



" En, Islas Mujeres y Tiempo, Susana Boéchat cumple una sucesión de ofrendas desde la revelación de si misma. Y " aunque el tiempo crucifique los pasos", su condición de poeta la lleva hacia su propio centro y hacia todos, dueña de una mirada penetrante, una mirada que en ella parte más de corazón que de los ojos."

María Granata

Presentación del Nuevo Libro de Susana Boéchat.

(Click sobre la imágen para Visualizar).
La casa de los Escritores, El Grupo Cultural La Tertulia y el Instituto Amigos del Libro Argentino y Americano, Tienen el agrado de invitar a Vd. a la Presentación del libro Vuelos y Partidas de la escritora argentina Susana Boéchat.

POEMA 2010 A MONTEVIDEO


SUSANA BOECHAT
Agosto 2010

Como a Borges,
tranquilizas mi mirada.
Las subidas y bajadas de tus calles
humean descanso.
Las mateadas languidecen las tardes
Los árboles-soldados del aire-
toman dimensiones de fantasmas.
Ciudad de mis ancestros,de mi padre.
Colina del afecto pisada por mi abuelo.
Eres todavía un Buenos Aires perdido en el Tiempo
Tus portales de verjas y zaguanes alargan la noche.
El pan es un maná del cielo compartido.
La amabilidad se esconde en gentes humildes,
profundas en libros y saberes.
El sol siempre está,
aunque juegue a la rayuela con vientos marinos
y lluvias titubeantes.
En mi corazón de poeta
renaces cada día.

AMIA

Prof. Daniel Vidart: Premio a la Cultura Uruguaya: "Morosoli de Oro".


Antropólogo, docente, investigador, ensayista y poeta.

Nació en 1920 en Paysandú, Uruguay.

Antropólogo, estudió Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad de la República.

Profesor de Ciencias Geográficas en Educación Secundaria, Profesor de Sociología en el Instituto de Profesores "Artigas", y Profesor de Antropología Social en la Escuela Universitaria de Servicio Social de la Universidad de la República, hasta 1972.

Fue, entre 1985 y 1988 Profesor Titular y Director del Departamento de Antropología de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad de la República, Uruguay.

En 1973, trabaja como Investigador y Director del Centro de Estudios Agrarios, y en la Universidad Nacional como Docente de Antropología Cultural, Santiago, Chile.

Profesor Honorario y Perpetuo de la Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia.

Director del Centro de Estudios Antropológicos Dr. Paul Rivet desde 1962 a la actualidad y experto de la UNESCO en Investigación Sociocultural y Consejero Regional de Educación Ambiental para América Latina y el Caribe.

Jefe del Departamento de Sociología Rural y Director del Centro de Recursos Humanos del Ministerio de Ganadería y Agricultura hasta 1972.

Vicepresidente del Directorio del SODRE de 1952 a 1958.

Profundo estudioso del "Tango". Sus ensayos: "Teoría del Tango", "El Tango y su mundo" y "Literatura y Tango", son un aporte trascendente al estudio de un género que trasciende a lo estrictamente musical.

Investigador, estudioso de las Ciencias Sociales por excelencia, de vasta erudición, es autor de infinidad de artículos y libros que transitan desde el ensayo hasta la poesía.

Obras:

Ensayo:

• "Tomás Berreta, apología de la acción" - Montevideo, Uruguay 1946.

• "Esquema de una Sociología Rural y Planificación Nacional" - Montevideo., Uruguay 1948.

• "Hesiodo, el Poeta de la Tierra" - Separata Revista Nacional N° 123, Montevideo., Uruguay 1950.

• "La Vida Rural Uruguaya" - Montevideo, Uruguay 1955.

• "Sociología Rural" - Barcelona, España 1959 - 1960.

• "Regionalismo y universalismo de la cultura gallega" - Montevideo, Uruguay 1961.

• "Teoría del Tango" - Montevideo, Uruguay 1964.

• "Los Pueblos prehistóricos del territorio uruguayo" - Montevideo, Uruguay 1965.

• "Caballos y jinetes. Pequeña historia de los hombres ecuestres" - Montevideo., Uruguay 1967.

• "El paisaje uruguayo; el medio biofísico y la respuesta cultural de su habitante" - Montevideo, Uruguay 1967.

• "El rancho uruguayo" - Montevideo, Uruguay 1967.

• "El tango y su mundo" - Montevideo, Uruguay 1967.

• "El gaucho" - Enciclopedia Uruguaya - Montevideo, Uruguay 1968.

• "Ideología y realidad de América" - Montevideo, Uruguay 1968 / Ed. corregida y aumentada 1990.

• "Historia de la Literatura Uruguaya" - Capítulo Oriental N° 23 - Montevideo, Uruguay 1969.

• "Las tierras del sin fin" - Enciclopedia Uruguaya - Montevideo, Uruguay 1968.

• "Literatura y Tango" - Capítulo Oriental N° 43 - Montevideo, Uruguay 1969.

• "Tipos humanos del campo y la ciudad" - Montevideo, Uruguay 1969.

• "El Gran Montevideo" - Enciclopedia Uruguaya - Montevideo, Uruguay 1969.

• "El legado de los inmigrantes" (Coaut. - 2 Vol.) - Montevideo, Uruguay 1969 - 1970.

• "Diez mil años de prehistoria Uruguaya" - Montevideo, Uruguay 1973.

• "Colombia. Ecología y Sociedad" - Bogotá, Colombia 1976.

• "El desafío ecológico. Las ciencias de la educación ambiental" (Coord. - 4 Vol.) - Bogotá, Colombia 1982 - 1984.

• "Un modelo ambiental. Epistemología, praxiología, didáctica" - Bogotá, Colombia 1986 / (2ª Ed. ampliada) - "Filosofía ambiental. El ambiente como sistema" - Bogotá. Colombia 1997.

• "Coca, cocales y coqueros en América Andina" - Montevideo, Uruguay / Bogotá, Colombia 1991.

• "Los muertos y sus sombras. Cinco siglos de América" - Montevideo, Uruguay 1993 / (Ed. Aumentada) - Bogotá, Colombia 1996.

• "Gestión ambiental de los humedales de la laguna Merín" - Montevideo, Uruguay 1994.

• "La despenadora del CTI. Ceremonias de la vida, rituales de la muerte" - Montevideo, Uruguay 1994.

• "El juego y la condición humana" - Montevideo, Uruguay 1995.

• "El mundo de los Charrúas" - Montevideo, Uruguay 1996.

• "Los cerritos de los indios del este uruguayo" - Montevideo, Uruguay 1996.

• "El espíritu del carnaval" - Montevideo, Uruguay 1997.

• "La trama de la identidad nacional" - Montevideo, Uruguay 1997.

• "Un vuelo Chamánico" - Montevideo, Uruguay 1999.

Poesía:

• "La edad de Oro" - Montevideo, Uruguay 1948

• "Tiempo y Dinosaurios" - Bogotá, Colombia 1984.
Recopilaciones y antologías:

• "Uruguay visto por los viajeros" ( 4 Vol.) Montevideo, Uruguay 1999 - 2002.

Premios y Distinciones Entre otros, destacamos:

Premio "Morosoli de Plata" - Área Tango - 1996 - Fundación Lolita Rubial, Minas, Uruguay.

Premio "Bartolomé Hidalgo" - 1996 - Cámara Uruguaya del Libro, Montevideo, Uruguay.

Premio a la Cultura Uruguaya - "Morosoli de oro" - 2000 - Fundación Lolita Rubial, Minas, Uruguay.

Del mundo de los muros a los muros del mundo.


DANIEL VIDART

Dos tipos de muros separan a los integrantes del género humano: los invisibles y los visibles. Los primeros son los de la incomunicación personal y la distancia social. Ellos afectan el diálogo entre el yo y el tú, entre el nosotros y los otros, entre los fieles bendecidos por Dios y los infieles poseídos por el demonio, entre los poderosos y los débiles.

El etnocentrismo, el racismo, el nacionalismo, la clase y la casta, entre los muchos obstáculos que impiden el entendimiento de los hombres y los pueblos, han sembrado desconfianzas, temores, prejuicios afectivos, estereotipos cognitivos y trágicos desencuentros a lo largo de la historia.

Otros muros corroboran con obstáculos, perceptibles o no, el agresivo enfrentamiento de las conciencias y las culturas. Dichas defensas cierran el paso, clausuran la circulación, detienen los avances del intruso, frenan al ladrón o al asesino, disuaden a los merodeadores de fronteras, contienen la arremetida de los ejércitos enemigos. También hay muros que impiden a los de “adentro” escapar al “afuera”. Protegen y a la vez aprisionan.

La Muralla China en el Asia, la de Adriano en Inglaterra, las de Roma, Bizancio, Avila, Carcasona y los castillos medievales, dan cuenta de los millares de ingenios que se alzaron para no ser franqueados y que tantas veces fueron vencidos. Y ni que hablar de la Línea Maginot o la Sigfrid, que los franceses y alemanes tendieron antes de iniciar la Segunda Guerra Mundial. O del tan controvertido Muro de Berlín, ya destruido junto con sus violencias, sus duelos y sus símbolos.

Pero este no es el tema que hoy me convoca. Quiero referirme a los muros de nuestro tiempo que, para bien de unos y para mal de otros, se yerguen en el Viejo y en el Nuevo Mundo. Hay muchos más de los que se suponen. Los intereses políticos, las motivaciones religiosas y las pasiones sectarias iluminan con vivas luces aquellos que se consideran como resguardo de las vidas o como ofensas a la libertad. Los iré enumerando por continentes.

América.

Estados Unidos- México.
Para evitar el ingreso de inmigrantes ilegales, en 1994 se inició la construcción de una barrera metálica. Esta, que llega a los 5 mts. de altura, se tiende 1.100 km. sobre una frontera de más de 3.000. Está complementado por un “muro virtual” cuyo equipo comprende rayos infrarrojos, sensores de superficie, radares y torres de control.
Rio de Janeiro. Temeroso del “enemigo interno” que amenaza la seguridad urbana el gobierno estadual levanta desde marzo del 2009 varios muros que cercarán las 13 favelas más conflictivas. Se extenderán por varios km. , tal vez más de 20.

Europa.

Irlanda del Norte.
Llevan cuatro decenios los Peace Lines que en Derry, Belfast y otras ciudades separan a los católicos de los protestantes, ambos en pie de guerra. Algunos tienen 5 km. de largo. En el 2008 se construyó el último, ¡en el patio de recreo de una escuela!

África.

Sáhara Occidental.
Para defenderse de los ataques del Frente Polisario, impedir el regreso de los refugiados sarahuis y resguardar los yacimientos de fosfato, Marruecos inició en 1980 la construcción de ocho muros que hoy llegan a los 2.800 km. de extensión.
Egipto.
Una alambrada sobre el paso de Rafah, separando la islámica Franja de Gaza de Egipto, país musulmán – “los hermanos en religión sean unidos”, predicó Muhammad- , fue tendida a partir 1979, fecha del tratado entre el cuarto creciente de la luna musulmana y la estrella judía de David. Ningún seguidos de Noam Chomsky ha censurado, que yo sepa, este bloqueo egipcio, tan asfixiante como el israelí. Hoy ha sido reforzado por una barrera metálica subterránea para cerrarle el paso a los contrabandistas que pululan por cientos de túneles subterráneos, y también, cosa poco o nada comentada, para gasearlos y ahogarlos con agua, que ahora, según declaración de los ingenieros egipcios, será bombeada desde el Mediterráneo. La salada cuesta menos que la dulce.

Colonias españolas.
Allá por los años 90, para evitar la emigración de los “indeseables” marroquíes y subsaharianos, la España colonialista tendió 20 km. de alambradas de púa en sus posesiones de Ceuta y Melilla. Fueron burladas miles de veces por empeñosos emigrantes que mueren ahogados al zozobrar las pateras.(“Mamadou va a morir” se titula un patético libro escrito por el italiano Gabriele del Grande. Ediciones de Oriente y del Mediterráneo, 2009) Vale la pena efectuar una doble lectura de este documento.¿Quién sufraga los astronómicos gastos de viaje que cobran los intermediarios para trasladar a la islámica gente subsahariana , sumida en la miseria, a las costas españolas e italianas?

Botswana.
Este próspero país, pretextando detener el ganado con aftosa que venía de Zimbabwe, levantó una cerca de alambre de púa de casi tres metros de altura y 600 km. de largo No es continua pues está atravesada por varios ríos. Y, sobre todo, al no ser vigilada, la cruzan una y otra vez los inmigrantes que en busca de trabajo escapan de la miseria instalada en el otrora esplendoroso imperio de los Monomatapa, que así escribían los portugueses en vez de Mwene-Matapa, el nombre de la dinastía alli reinante siglos atrás.

Asia.

Anteriormente me referí a los muros Israel-Cisjordania, India – Pakistán, India-Bangladesh, India-Cachemira. El compartido objetivo de estas barreras, de las cuales solo se condena la levantada por Israel, es evitar el ingreso de terroristas islámicos. Generalmente, olvidando el no desdeñable detalle de una religión que fabrica “mártires” y “novias de Alá”, se menciona el mortífero oficio de los Talibanes y Al Quaeda, (“La Base”) creada por el millonario Osama Ben Laden, un talentoso dirigente adiestrado por la CIA – cuando EE.UU. quería detener la invasión soviética - que nada tiene que ver con los palestinos pobres salvo el compartido credo islámico. Hoy, el antiguo combatiente contra los rusos que ocupaban Afganistán, es el mortal enemigo de los EE.UU. y el mundo capitalista de Occidente. Esperemos futuros y sangrientos atentados que, en el remoto caso de ser citados solo serán descriptos, sin censura y sin remitirse a su raíz islámica, por los portadores de ese virus irracional que hoy carcome el acervo ideológico de quienes, esgrimiendo las falsas credenciales de una “izquierda” infalible, traicionan el espíritu del socialismo humanista y humanizador tal cual lo soñara el joven Marx en los Manuscritos Económicos y Filosóficos de 1844.

Arabia Saudita.
Vale la pena destacar la existencia- cuidadosamente escondida por quienes denuncias el israelí “Muro de la Vergüenza”- de los muros levantados por Arabia Saudita, cuyos dignatarios viven una existencia fastuosa, al margen de la temperancia y modestia predicadas por Muhammad, quien colocaba a los valores morales por encima de los bienes materiales. Esos muros la separan de Irak ( 800 km.) y Yemen (1.500 km.). ¡ Cuidado! ¡Que los terroristas foráneos no turben la esplendidez de los bacanales de los señores, que no roben sus automóviles, que no codicien sus mujeres, que no jodan, en suma!1 Ello no impide - a Dios rogando y con el mazo dando- que Arabia Saudita y otros fastuosos emiratos árabes sufraguen bajo cuerdas a los “mártires” de afuera, aquellas bombas humanas que despedazaron a miles de judíos del odiado Israel y seguirán masacrando a los “perros infieles” de Occidente. Los amos del petróleo nada quieren saber con los indeseables kamikazes de los paises islámicos vecinos que envidian y codician su riqueza. Tampoco quieren abrir las puertas a los palestinos del Levante, ofreciéndoles alimento, cobijo y trabajo. Los apoyan, los aplauden, los encomian, pero no los reciben. Les cae, como anillo al dedo, el conocido dicho italiano: fratelli in pulpito ma no in frittata.

Irak.
Pasemos lista a las otras barreras, que son más de las imaginadas. En Bagdad, cercando el exclusivo distrito de Adhamiya, el ejército de ocupación de los EE.UU. construyó una barrera de casi 4 mt.de altura y 5 km. de perímetro.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, luego de la Guerra del Golfo, ordenó levantar un muro de arena coronado por alambradas de púas electrificadas y flanqueado por anchos y profundos zanjones. Su cordón de 200 km. separa los musulmanes de Irak de los musulmanes de Kuwait.

Irán.
Un paquidérmico murallón de cemento de un metro de espesor y 3 de alto es construido por Irán, que nada quiere saber con Pakistán, su vecino islámico. Conmueven, por cierto, estas fraternales desconfianzas entre correligionarios. La voz correligionarios, en su sentido literal, designa a quienes profesan una misma religión. Lo aclaro por las dudas…

Uzbekistán.
Tambien esta ex - república soviética desconfía de sus vecinos. A los de Afganistán los mantienen a raya con una apretada ristra de minas y una alambrada poderosamente electrificada. Y a los de Kirguistán le opone una espesa urdimbre de púas, que desgarran hasta el hueso. Todo un idilio fronterizo.

Chipre.
Salgamos del corazón de Eurasia y volemos a las islas. He aquí entonces la de Chipre, teatro de querellas étnicas, políticas y religiosas entabladas entre los turcos musulmanes, que ocupan la porción septentrional, y los cristianos ortodoxos griegos, que se sitúan en la meridional. Intervinieron las Naciones Unidas, por esta vez acatadas, para atravesar el centro de Nicosia, la capital, con la Línea Verde. Pero esta es una delicada expresión metafórica. Lo que por allí pasa es un erizado cerco de alambre que desborda el área urbana y se extiende 180 km. para evitar el choque entre el Islam agresivo, y la cristiandad. En un pasado cercano hubo serios enfrentamientos entre ambos medios mundos chipriotas. Dos tercios de la isla euroasiática son griegos y están incorporados a la Unión Europea. El restante fue ocupado en el 1974 por Turquía, la que fundó alli la República Turca del Norte.

Las dos Coreas.
Regresemos al Oriente lejano. Tenemos allí, separando a Corea del Norte de Corea del Sur, luego de una guerra que derrotó y humilló a los EE.UU., una zona desmilitarizada de 4 km. de anchura y 240 km. de largo que, a partir del 1953, se extiende de mar a mar sobre del paralelo 38. Las hostilidades, técnicamente hablando, no han cesado entre el Norte comunista, ¿potencia atómica?, y el sur sometido a un régimen autoritario hasta 1987, año en que se organizó una democracia fuertemente industrializada de corte capitalista, apoyada por los EE.UU. , policías del mundo.

Este es, en resumen, el escenario actual, donde los muros de la exclusión, el temor y la desconfianza seguirán extendiendo su red gigantesca. Hay muros tremendamente cuestionados, como el del sur de los EE.U.U, levantado para frenar a los inmigrantes mexicanos, que igualmente se aventuran a escalarlo, pese a la férrea vigilancia de los rinches ( rangers).

El otro es el construido por Israel, en la frontera que lo separa de Cisjordania. Es “El Muro de la Vergüenza”, como se ha expresado con insistencia colérica, pero los atentados terroristas disminuyeron en un porcentaje impresionante. Quienes desde afuera censuran este muro han rechazado y denunciado una y cien veces, a todo pecho, la “prepotencia” judía”. De acuerdo, pero a estos señores sin duda no le hicieron volar la cabeza a su esposa en el mercado, ni le destriparon un hijo en el ómnibus, ni un grupo de amigos, con los cuales semana a semana bebía unas copas, fue reventado, junto con toda su parentela por un “mártir” deseoso de ascender al Paraíso.

Voy a terminar la nota transcribiendo un fragmento de un libro de S.Harris, un renombrado crítico, no judío, del fundamentalismo religioso. “La mayoría de los musulmanes que han cometido atrocidades son explícitos en su deseo de ir al Paraíso. Un palestino que falló en su intento de ser una bomba humana afirmaba verse empujado a atacar israelíes por ´amor al martirio`. Y añadió,´No quiero vengarme de nada. Solo quiero ser mártir` [….] Respecto al sufrimiento que su muerte habría infligido a su familia, recordó a su entrevistador [un periodista del New York Times, en nota aparecida el 8 de junio del 2002] que un mártir puede elegir a setenta personas para que lo acompañen al Paraíso. Se aseguraría que su familia lo acompañase” (El fin de la fe. Religión, terror, y el futuro de la razón. Paradigma, Madrid, 2007, p.31) ¿Es ésta la declaración de un hombre del siglo XXI o la de un anacrónico pastor neolítico de la estirpe de Caín? ¿Qué nos promete este tipo de mentalidad, acrecentada por el lavado de las mentes infantiles en las madrasas?¿ Está ya en marcha la Eurabia que denuncian los españoles, franceses, holandeses y alemanes? Muchas de las respuestas son aterradoras. Pero la historia futura no puede pronosticarse. Hay que hacerla y sufrirla, al tiempo que la oscura mano de Clío, en un perpetuo juego de lanzadera, moldeará la conciencia y la praxis de los hombres que vendrán, si antes no los achicharra una bomba atómica o los congela el invierno nuclear.
Muros cuestionados, muros ignorados, muros silenciados.

Egipto está construyendo un muro subterráneo para impedir el paso de los palestinos que, mediante centenares de túneles, cruzan desde la Franja de Gaza hasta su territorio. Datos no desmentidos informan que tendrá hasta treinta metros de profundidad y una extensión de alrededor de 10 km. No es de cemento sino de metal, y muy resistente, al punto de ser considerado invencible. Los ingenieros egipcios afirman que tolera cualquier tipo de agresión, pues sus materiales no podrán ser fundidos con sopletes o vulnerados con explosivos. Una carretera, colmada de vigilantes, correrá paralela a este obstáculo “insalvable”, aunque,¡si señor! ya ha sido perforado como cuentan las últimas noticias, a las que debo pescar con red de arrastre porque en estos pagos no funcionan los calderines.

En el paso de Rafah ya se había construido una barrera acordada por Israel y Egipto a partir del Tratado de Paz del año 1979. No sirvió para nada. Desde la Franja de Gaza, donde se concentran, apiñados y maltratados, un millón y medio de palestinos, se excavaron túneles para pasar alimentos, artículos suntuarios y armas. El contrabando terrestre fue sustituido por el que opera bajo tierra y el bagayero del desierto por el topo humano. Datos fidedignos proporcionados por periodistas de los principales diarios europeos que – lamentablemente- no circulan en nuestro país, informan, unos con el debido dramatismo y otros con una frivolidad que subleva, acerca de los traficantes, contrabandistas y beduinos que se valen de increíbles subterfugios para obtener enormes ganancias, al par que, como con desgana, dan cuenta de los palestinos asesinados en ellos por los egipcios. Los productos introducidos no colman las necesidades de los pobladores hambrientos sino todo lo contrario: engordan la fortuna de los matarifes del Hamás, los señores de horca y cuchilla que imperan en la Franja de Gaza. Que por otra parte, a la brava, dieron de baja a muchos miembros del también islámico Al Fatah y a los sobrevivientes los sacaron a puntapiés hacia sus cuarteles cisjordanos. Este peliagudo asunto no se comenta. Se descuenta, si, que los palestinos están unidos, fraternalmente, como un San Jorge musulmán, para combatir contra el dragón de dos cabezas, la una estadounidense y la otra israelí, que procura devorarlos.
En resumen, dicho estado de guerra intestina no ha interesado a quienes criticaron duramente el muro entre Israel y Cisjordania. Este ominoso artefacto se adentra, con abuso y soberbia, hasta 25 km. en el 10% de la superficie de este país, dizque para proteger a los asentamientos israelíes. Hay tierras de labor, acuíferos y zonas geoestratégicas que Israel, atacado y atacante, procura retener.

De idéntico modo ¿por que se silencian los asesinatos de los genocidas islámicos de Egipto que con gas y con agua matan alevosamente a los excavadores y contrabandistas (según ciertas opiniones) o heroicos patriotas palestinos (según otros pareceres) que transitan por una red de túneles que alcanzó la cifra de 3.000 antes de que fueran bombardeados en el conflicto de los años 2008-2009 por la aviación israelí, en connivencia con Egipto? Una fuente no identificada de la Inteligencia de ese país declaró a medios de información, acá desconocidos o silenciados, que se colocarán “sensores y mangueras a presión para inundar los túneles con agua de mar”. Ciencia mediante, se abandona el gaseo y bombeo artesanales por un tipo mas sofisticado de asfixia colectiva. Sorprendentemente, repito, no he leído ninguna denuncia al rojo vivo en la prensa montevideana acerca de estos crímenes de lesa humanidad. No se alzó, censurando estos atentados, el coro de voces coléricas que repudiaron las muertes infligidas por la prepotencia y torpeza israelíes en la notoria provocación de la “Flotilla de la Libertad”. Es condenable en todo sentido la muerte de 9 o más activistas turcos, pero, y a la vista está, pesan mucho más que los trescientos palestinos, si no más, ahogados como ratas en las galerías del contrabando.

Cuando la pasión obnubila la razón, el fanatismo insulta y la ignorancia se convierte en insolencia - los vaciaderos de esas suciedades proliferan en Internet- se produce una extraña discriminación en el magín de ciertos periodistas que infectan los Mass media. Se lamentan los muertos de primera y se callan los muertos de cuarta: unos, los turcos de la Flotilla de la Libertad, son estruendosa “noticia”, y los otros, los palestinos asfixiados por sus “hermanos” musulmanes de Egipto, solo valen como alimento para los gusanos.

En este momento ya hay 8.000 km. de muros y murallones construidos en el mundo, los que llegarán a los casi 20.000 km. al finalizar las obras en marcha.

Y aquí va una pregunta nada capciosa: ¿ocultan o ignoran estos pretendidos defensores del Islam pobre y desamparado que la también islámica y floreciente Arabia Saudita ya ha tendido buena parte de los cientos de km. de un muro que costará 3.000 millones de dólares para que los potenciales “mártires” islámicos del Yemen “no cometan actos terroristas”? Y de igual manera ¿no están enterados de que, para proteger su territorio de los atentados de los musulmanes fundamentalistas de Pakistán , Bangladesh y Cachemira, la India brahmánica ha iniciado la construcción de alambradas y muros que se extienden por miles de kilómetros? ¿Los pueblos islámicos de Arabia y el Oriente indostánico valen menos que los musulmanes turcos y palestinos del Levante, o todos están por igual sometidos a la grandeza y misericordia de Alá y amparados por idénticos derechos humanos, aunque aquellos, los alejados del foco “epidémico” israelí, son ominosamente ignorados por los comunicadores “progresistas” que florecen en el periodismo occidental ?

A los que poco o nada saben del Corán ( al Qu´ram, “La lectura”), el libro sagrado que dictara Alá al ángel Yabril y este trasmitiera a Muhammad ( “Mahoma” en berberisco y “Mahomet” en turco), e ignoran que son y representan la sharia (“ley islámica”), la escuela llamada al madrasa , las motivaciones teológicas de los “mártires”( bâhid ) y el santuario montañés de los talibanes (plural de talib, de la voz telebeth, que en la lengua dari o persa-afgano significa “buscador de la verdad”, y no “estudiante”), se les debe advertir que Islam, en árabe, equivale a “sumisión total (a la voluntad de Alá)” y musulmán o muslim, a “creyente”. Conviene, para evitar confusiones o tergiversaciones, aclarar el sentido de estos términos, utilizados frecuentemente en las notas periodísticas, disertaciones radiales y mesas redondas que se realizan en nuestros días acerca del conflicto sangriento entre el Estado de Israel y los árabes que se denominan palestinos a partir del año 1967. Sigo en una próxima nota con la enumeración, descripción y evaluación de los muros existentes en el mundo.

Palestinos, ¿qué palestinos?


DANIEL VIDART

“Aquel a quien extravía Alá, no hallará más el camino” Corán. IV. 142

Hoy quiero incursionar en un tema cuya complejidad atrae la atención de los científicos sociales, esos intrusos que procuran ver las cosas como son y no como las pintan las pasiones o las ideologías. Dicho tema también interesa al mundo entero, atento a la confrontación entre dos etnias del Cercano y Medio Oriente que, pese a ser hermanas, libran un duro conflicto que a la vez es político y geoestratégico, físico y mediático, ideológico y moral. Tal es lo que sucede con la sangrienta y dolorosa contienda entre el Estado de Israel y los musulmanes palestinos. Según las enseñanzas del Tanaj y del Corán Abraham (Ibrahim en árabe) fue el padre de Ismael, hijo de Agar( hagar “la que huye”), la esclava obligada a refugiarse en el desierto, y de Isaac, hijo de su mujer Sara (sarah, “la dominadora”).

Esa lucha no solamente se ha entablado por el dominio de un territorio sino también, en el caso de los palestinos en particular, por la legitimidad de los nombres y la verosimilitud de las tradiciones, un campo propicio para el quehacer de los antropólogos.

El enfrentamiento no se agota en el choque armado entre los israelíes -no todos creyentes , pues muchos de ellos desestiman la religión del Tanaj y el Talmud-, y los árabes - tampoco todos musulmanes, como lo ejemplifican los cristianos libaneses-. Por otra parte, como se sabe, residen y trabajan pacíficamente en el Estado de Israel un millón y medio de árabes, todos musulmanes, pero no candidatos a “mártires” dinamiteros.

Los palestinos están divididos en dos bandos: por un lado el intransigente Hamas y por el otro, Al Fatah, mas conciliador. El Hamas, concentrado en Gaza, quiere borrar a los israelíes del mapa, e igual destino procura para Al Fatah, confinado en Cisjordania, donde gobierna la Autoridad Palestina. Dicho grupo fue expulsado con grandes pérdidas de vidas de la Franja de Gaza por los violentistas del Hamas, su enconado enemigo. Este sangriento conflicto entre adoradores de Alá nunca se menciona por los enemigos mediáticos de Israel. Que, por otra parte no es el único, porque el de chiítas y sunitas, que abarca el Islam entero, tiene caracteres catastróficos, aunque no figuran en el memorial de agravios de la nueva judeofobia.

Los antiguos pueblos que reivindican los palestinos de ambos bandos como “antecesores” directos, lo que les otorgaría el derecho histórico de ser los dueños de la tierra que, según afirman, les han robado los “usurpadores sionistas” venidos de afuera, son:

a) los filisteos que, no bien desembarcados, se enfrentaron con los cananeos y los hebreos, etnias presentes desde hacía muchos siglos en la región, y que al cabo de cruentas batallas los exterminaron, y

b) los cananeos, cuya desaparición somática y cultural certifican la historia y la geografía, luego de una larga y enconada lucha con los hebreos, complementada por un doble proceso de mestización y aculturación de los grupos sobrevivientes.

Los cretenses-filisteos del lejano ayer no son los antepasados de los actuales palestinos. La cáscara del nombre no coincide con el grano de la cosa. Los “palestinos” de hoy nada tienen que ver con los viejos “pueblos del mar”, entre cuyos patronímicos figura, como se verá luego, el de pelestim. Del mismo modo tampoco son descendientes de los cananeos, que se fueron esfumando como pueblo y como etnia al combatir primero y luego mixigenarse con los hebreos, y a tal punto, que nada resta de ellos sino la memoria de su abolida presencia.
El Estado de Israel
Comienzo advirtiendo un detalle que el furor de las actuales discusiones a veces no permite tener en cuenta: el Estado de Israel es una cosa y su gobierno otra. Se puede estar en contra de las resoluciones de sus conductores políticos -como muchos israelíes, desde adentro, lo han manifestado ante evidentes desaciertos y como quienes, desde afuera, abogan por su renuncia, criticando y condenando muy duramente sus acciones – pero sin negar el derecho a existir en pacífica convivencia con sus vecinos. Quienes lo quieren aniquilar, con todo y sus habitantes, son potenciales genocidas, como en la realidad histórica fueron los nazis. La República Islámica de Irán proclama a los cuatro vientos que luego de ahogar a los israelíes en el Mediterráneo “quemará totalmente” ( que esto significa la voz griega holocausto) los aparatos del Estado y sus pertenencias. Muchos de los autodenominados “progresistas” vernáculos aprueban esos desplantes criminales. O los callan, como también sucede con los amnésicos que “olvidan” o “desconocen” la diaria matanza que los egipcios, islámicos al igual que sus víctimas, practican con los palestinos de Gaza asesinándolos en los túneles que aquellos excavan para burlar ese no citado ni criticado bloqueo. Se cuentan por cientos los muertos. Pero el cómplice silencio de los mass media parece remitir a subrepticias órdenes de no denunciar esos delitos de lesa humanidad.

El proceso fundador del Estado de Israel se inicia en la Naciones Unidas el 29 de noviembre de 1947, luego de una serie de luchas y atentados, duramente condenados por los dirigentes judíos opuestos al terrorismo. Nadie es inocente en este tipo de retornos, similares a los nostos de los griegos a sus patrias, luego de la guerra de Troya. Ulises, de regreso a Itaca, tuvo que acabar con los “pretendientes” que hostigaban a su mujer, dilapidaban sus bienes y ocupaban su casa. Y como sucede con la totalidad del falible género humano – cuyos integrantes no son antropoides erguidos ni ángeles caídos- entre quieres procuraban regresar al solar de sus mayores hubo unos pocos exaltados mete bombas y una aplastante mayoría de laboriosas y pacíficos inmigrados, si así se les puede llamar a los nietos lejanos de las víctimas de la Diáspora. Ben Gurion reprochó siempre a Beguin su temprano y violento oficio de terrorista.

Al promulgarse la Resolución 181 de la Asamblea General, resuena fuerte y convincentemente la voz del representante uruguayo Enrique Rodríguez Fabregat. Meses después, en mayo del 1948, se produce la Declaración de Independencia. No bien se aprueba la Resolución de las Naciones Unidas redoblan las hostilidades de quienes por entonces no se llamaban palestinos sino árabes habitantes de Palestina. El ataque de los ejércitos islámicos se produce cuando se retiran los británicos. Israel, al ser salvajemente agredido –hecho que asume la entidad de un Pecado Original, cuya permanencia ensombrece a los descendientes de aquellos atacantes, si nos atenemos al estigma bíblico- era un Estado pequeño que ocupaba “la sexta parte del 1% de la masa de tierra de Medio Oriente”. Recién comenzaba a organizarse y armarse con materiales bélicos, muchos comprados en Checoslovaquia – tampoco existía una aviación de guerra- en respuesta al manifiesto propósito de los árabes, quienes procuraban destruirlo. Sin que tuviera tiempo de respirar siquiera soportó la avalancha de cinco de los siete países integrantes de la Liga de Estados Árabes, fundada en el año 1945. En ella figuraban Egipto, Irak, Siria, Transjordania, Arabia Saudita, Yemen y Líbano. Los ejércitos islámicos, desorganizados e ineficientes, es cierto, no pudieron borrar de la faz de la tierra a los israelíes y a su novel Estado, instituido sobre los eriales una desértica región y no sobre feraces y prometedoras comarcas. No hubo recuerdo de este terrible abuso por parte de quienes protestaron vivamente por la erección de un muro - en detrimento de una buena parte de la superficie de Cisjordania, donde se asientan colonos judíos, amén de los codiciados acuíferos- que, en definitiva, acabó con los atentados terroristas y sus devastadores efectos. Fueron miles y miles las víctimas de esta indiscriminada violencia. Se sigue criticando vivamente dicho obstáculo; en cambio no se nombran el muro metálico subterráneo en vías de construcción, ni los “topos” palestinos asfixiados por los egipcios, cuyo bloqueo a la Franja de Gaza es tan riguroso como el israelí. Nada se dice tampoco acerca del muro de miles de km. levantado por Arabia Saudita para evitar la entrada de “los terroristas del Yemen”, que por cierto no son judíos sino árabes musulmanes.

¿Qué palestinos?
Vamos a examinar ahora los dichos de quienes niegan la existencia milenaria de los palestinos en esa región, tal cual éstos lo sostienen con vehemencia.

El ilustrado tratadista libanés Ph. Hitti, autor de dos libros fundamentales sobre la historia de los árabes, escribió: “No existe ninguna cosa llamada Palestina en la historia, absolutamente no”.
Auni Bey Abdul-Hadi, por su lado declaraba: “No existe ningún país que se llame Palestina. Palestina es un término inventado por los sionistas. No hay ninguna Palestina en la Biblia. Nuestro país ha sido por siglos parte de Siria. Palestina es ajena para nosotros”. (British Peel Commision, 1937)

Otro árabe dijo: “No hay diferencias entre los jordanos, palestinos, sirios y libaneses. Somos todos parte de una misma nación. Es solo por razones políticas que subrayamos con énfasis nuestra identidad palestina […] La existencia de una entidad palestina separada solo sirve por propósitos tácticos. La fundación de un estado palestino es una nueva arma para continuar la batalla contra Israel”. (Zuhair Mush, comandante de la OLP, Organización para la liberación de Palestina).

Más de un lector se sorprenderá al leer declaraciones provenientes de árabes. Voy a reforzarlas con una más contundente todavía. Se trata la de un escritor y periodista, también de origen árabe, que vive lejos de su tierra pues, de haber permanecido en ella, habría sido considerado como un mushrikum (pagano) o un kafir (de kufr, “el que oculta a Alá”, infiel), amén de otros inconvenientes de mayor entidad, que no detallo….

“De hecho no existe tal cosa como el pueblo palestino, o una cultura palestina, o una lengua palestina, o una historia palestina. Nunca existió un Estado, ni ha sido jamás encontrado ningún resto arqueológico o moneda palestina. Los actuales ´palestinos` son un pueblo árabe, de cultura árabe, lengua árabe, historia árabe. Tienen sus propios Estados árabes desde donde emigraron a la tierra de Israel hace aproximadamente un siglo atrás con el fin de contrastar la emigración judía. [….] Ellos eran jordanos (otra reciente invención británica, porque jamás existió un pueblo conocido como jordano) y después de la Guerra de los Seis Días, en la que Israel derrotó de manera categórica y aplastante la coalición de estados árabes [….] experimentaron una especie de milagro antropológico y descubrieron que eran palestinos, algo que no sabían el día anterior [….]. Esta gente, teniendo una nueva identidad, debía construirse artificialmente una historia, es decir, debían robar la historia de algún otro, y debían hacerlo de tal modo que las víctimas de tal robo no se quejaran, ya que no debían existir más. Entonces los líderes palestinos se arrogaron dos linajes contradictorios de antiguos pueblos que habitaron la tierra de Israel: los cananeos y los filisteos” (Joseph Farah, periodista. Mitos del Medio Oriente).

No finalizo aún. A estas voces de personajes notorios se suma la de un militante activo de la OLP, Walid Shoebat: “¿Por qué el 4 de junio del 1967 yo era un jordano y de repente, al otro día me transformé en un palestino? A nosotros no nos importaba que hubiera un gobierno jordano. La enseñanza de que debíamos lograr la destrucción de Israel era parte definida en nuestro currículo, pero nos considerábamos a nosotros mismos como jordanos hasta que los judíos regresaron a Jerusalén. Entonces improvisadamente todos fuimos palestinos: quitaron la estrella de la bandera de Jordania y en un momento tuvimos la bandera palestina”.

¿Estas son meras afirmaciones caprichosas o trasuntos de una innegable realidad? ¿Existen detrás de estos categóricos dichos dos peripecias históricas separadas por tres milenios y protagonizadas por dos distintas estirpes de filistim -una extinguida, la verdadera, y otra viviente, la “inventada”- o provienen de calumnias o tergiversaciones de la historia a cargo de voceros “traidores” o “comprados por los enemigos sionistas e imperialistas”?

Para facilitar el entendimiento de esta intrincada urdimbre voy a distinguir los antiguos filisteos de los actuales palestinos del terruño; aquellos llegados desde la isla de Creta hasta las costas mediterráneas del Cercano Oriente, hace más de treinta siglos, y éstos, aparecidos en el escenario levantino a partir de una serie dramática de acontecimientos, muy próximos a los actuales días.

Los Pueblos del Mar
Los llamados Pueblos del Mar estaban integrados por gentes de tipo mediterráneo –pequeños dolicocéfalos morenos- que hablaban una lengua uska, hermana de las extinguidas ibérica, tartesia y etrusca, de las que sobrevive solamente la euskera o vasca. Los invasores desembarcaron en las costas levantinas 1.200 años antes de nuestra era y avanzaron tierra adentro, luchando contra los hablantes de lenguas semíticas allí establecidos. Semitas son las lenguas y no los pueblos. En consecuencia, si nos referimos a comunidades semitoparlantes mentamos a los árabes y los judíos a la vez. Decir antisemitismo al barrer es incorrecto. No confundir, pues, antisemitismo con judeofobia o islamofobia, término este último que se está difundiendo vertiginosamente en Europa- compartido con el incorrecto de Eurabia- donde residen ya 52 millones de musulmanes.

El pueblo del mar desembarcado en las playas de la franja de Gaza era el minoico o cretense, expulsado de su isla por una avanzada griega de lengua aria, propia de los indoeuropeos.
A los invasores se les llamó peleshet, voz derivada de pelesh, “intrusos”, deformando intencionalmente el nombre que a sí mismos se daban los recién llegados. Este no era otro que el arcaico gentilicio de los filisteos. El nombre “filisteos” se aplicó a la confederación de los citados navegantes cretenses que se enfrentaron con los cananeos y hebreos. Estos, los habitantes del Canaán, los llamaron keretim y pelestim respectivamente. La presencia de los inmigrantes armados a guerra provocó la alianza de los antes nombrados hebreos y cananeos contra un enemigo común. Filisteos y pelestim, pues, eran la misma cosa. Las leyendas de Sansón, vencido por las malas artes de la filistea Dalila, y de David, el joven hondero que mata al gigante filisteo Goliat, recuerdan solamente dos de los tantos episodios de una larga lucha.

En lo que va de este breve estudio he nombrado solamente a los hebreos y no a los judíos, quienes, según suponen algunos historiadores, comenzaron a llamarse así cuando el persa Ciro liberó del cautiverio en Babilonia, que duró desde el 586 al 536 antes de nuestra era, a la flor y nata de la dirigencia religiosa, el mando político y el pensamiento hebreo.

Por esas ironías de la historia los cretenses-filisteos recién llegados fundaron Gaza, a la que denominaron primitivamente Minoah, en recuerdo de la perdida patria minoica. Los filisteos resistieron largo tiempo el asedio de los hebreos y a la larga se fueron mezclando. Perdieron su identidad y su corporeidad, desaparecieron del mapa y de la historia. Cuando los ejércitos invasores de sucesivos imperios – asirios, babilonios, persas, macedonios, lágidas y seleúcidas- pasaron su rastrillo mortal sobre las tierras bíblicas, los contingentes filisteos apenas subsistían o habían sido ya liquidados por los hijos de la tierra. Al llegar Pompeyo con las legiones romanas hacia el 63 de nuestra era, acabando a la brava con un breve período de independencia judía, solo quedaba la memoria de sus depredaciones. Luego del último estertor de la despareja lucha de los judíos contra el poderoso imperio romano, que desencadena en el 73 de nuestra era la epopeya de Masada, el emperador Adriano cambia el nombre de Judea por el de Syria philistina (palestina), un toponímico odioso a los judíos, para castigarlos con el perpetuo recuerdo de los derrotados filisteos. Y, de paso, arteramente, para borrar de la tierra el nombre de Judá, el original, el legitimado por una innegable solera etnográfica. Jerusalem, por su parte, pasó a llamarse Aelia Capitolina. La gran mayoría de los judíos - aunque No todos- expulsados a sangre y fuego, comenzó su dispersión por el Viejo Mundo. Un fenómeno parecido, pero igualmente catastrófico, había ocurrido hace 2586 años, cuando Nabucodonosor II se apodera del Reino de Judá, y, al tiempo de destruir por primera vez el Templo, aprisiona a la dirigencia de los hebreos, aunque tampoco a todos, trasportándolos a Babilonia. Ya me referí antes a este episodio. Pero no hubo entonces una Diáspora (casi) total, Tefuzot, sino un forzado Exilio selectivo, Galut.

Una última precisión ligüística: los invasores venidos del mar se llamaban a sí mismos palasta, dado que en Egipto, donde también llegaron, se les conoció como palusata. Otras denominaciones son la del acadio hablado por los asirios, palastu, y la de los hebreos, pelestim o p´listim. De aquí provienen la voz griega philistinoi y la latina philistinus. Y la castellana palestinos.

Los antiguos señores de la tierra.
Antes de la llegada de los hebreos al país de Canaán lo habitaron diversas etnias, una de las cuales, siete mil años antes de nuestra era, levantó la ciudad Er Riha, o sea Jericó. Las tribus van y vienen en este convulso escenario hasta que en el milenio VI antes de la actualidad se conforma la nación cananea, integrada por una fusión de pueblos, uno de los cuales, el asentado en el litoral mediterráneo, dio origen a los kana´ana, o sea “traficantes”. A estos avezados marinos, fundadores de lejanas factorías, los griegos llamaron phiniki, “rojizos”, y de ahí “fenicios”. Sus ropas estaban teñidas de rojo con el múrice, tinte extraído de una especie de caracoles marinos. Otros grupos de cananeos se extendían desde los altos del Golan hacia al sur, en ambas márgenes del río Yarden (Jordán).
No es posible resumir la tumultuosa historia del Canaán, región ocupada también por otros pueblos como los jebuseos, constructores de la amurallada Jerusalem (Yerushalayim). Entre las tribus que llegaron al Canáan 3850 años antes del presente figuraba la de los nomádicos apiru (hebreos). La permanencia de los hebreos en la Tierra Prometida se extiende por dos siglos, hasta el 3650 antes de nuestros días. Ocurre entonces la invasión egipcia y el subsiguiente cautiverio del que se liberan entre las discutidas fechas del 3450 o el 3150 antes de la actualidad y regresan a la Tierra Prometida, donde luchan a muerte con los cananeos. Importa advertir, dando un salto atrás, que los hebreos, en el momento de su inicial arribo al Canaán, no se mezclaron con los cananeos, pues el mestizaje estaba prohibido por los patriarcas. Sobrevino luego el mestizaje con los remanentes cananeos, porque las relaciones entre hombre y mujer se burlan de los decretos del poder terrenal y los mandatos de los ministros de Dios. Durante el reinado de David dicho proceso había terminado. Nace entonces el Maljut Yisrael, el Reino de Israel.
Los invasores islámicos ocupan esa región en el año 637 de nuestra era. Posteriormente los Cruzados se apoderan de Jerusalem en el año 1099 y acaban con todos sus habitantes. Por dos siglos, hasta ser expulsada, la cristiana Europa medieval tuvo en jaque a quienes habían ganado esos territorios mediante el Jihad (“esfuerzo” y no Guerra Santa) de la espada. No obstante, las reiteradas arremetidas de la cruz no pudieron expulsar a los “perros infieles”, como por entonces se motejaban recíprocamente musulmanes y cristianos. Permanecían allí unas pocas comunidades judías cuando la región fue ocupada por los turcos del Imperio Otomano y posteriormente por los británicos, finalizada la Primera Guerra Mundial. Despoblada, desolada, la patria ancestral era por entonces un reseco territorio, donde medraban escasos asentamientos de judíos y transitaban los camelleros árabes. No había millones ni cientos de miles de “palestinos” en la zona sino unos dispersos aduares y aldeas. Los testimonios de los viajeros extranjeros, que no transcribo por falta de espacio, son terminantes al respecto.
Visto lo anterior surge sola la pregunta: ¿los palestinos forman una nación distinta a la de los árabes o son árabes llegados a esa zona desde otros puntos y denominados así luego de la guerra del 1967? Mantengo mi epojé, mi suspensión del juicio, hasta que se demuestre la presencia del gentilicio “palestinos” y de los palestinos como tales antes de la fecha arriba señalada. Porque en el territorio que los ingleses rebautizaron Palestina, aplicando el jus soli, eran palestinos tanto los árabes como los judíos.

ANEXO I.
A continuación se transcribe un fragmento de una carta enviada al autor de esta nota por un uruguayo, no judío, que trabajó durante cuatro años en Jerusalem.

“Creo que no se presta suficiente atención a algo obvio: la apropiación indebida del término ´palestinos`. En efecto, palestinos eran TODOS los habitantes de Palestina; tan palestinos eran los árabes como los judíos. De tal modo es así que antes de la creación del Estado de Israel dos importantes instituciones de la comunidad judía en los EE.UU. fueron el Bank of Palestine y el diario Palestine Post (hoy Jerusalem Post) ; en Uruguay teníamos el Banco Palestino Uruguayo, de capital judío. Los llamados "palestinos" (palabra que ellos pronuncian "falastin") son solamente los residentes árabes de Palestina.
Como tu muy justamente señalas, una cosa es el pueblo judío y otra el Estado de Israel. Las criticas a la política y las acciones del Estado, lamentablemente muy justificadas en muchos casos, no implican en absoluto la negación del derecho del pueblo judío a un hogar nacional en su tierra ancestral. Esa ha sido siempre la posición diplomática y humana de nuestro país, marca indeleble de la elocuencia y compasión de nuestro primer delegado en Naciones Unidas, Enrique Rodríguez Fabregat. Tenemos que seguir defendiendo ese principio.” H.R.


ANEXO II.

“En 1919 el sultanato otomano, el último de los grandes imperios musulmanes, fue finalmente derrotado; su capital, Constantinopla, ocupada; su soberano, capturado, y la mayor parte de su territorio, dividido entre los victoriosos imperios británico y francés. Las antiguas provincias otomanas de habla árabe del Creciente Fértil se dividieron en tres entidades nuevas, con fronteras y nombres nuevos. Dos de ellas, Irak y Palestina, quedaron bajo mandato británico; el resto, bajo la denominación de Siria, fue entregado a los franceses. Más tarde, Francia subdividió su mandato en dos, dando a una parte el nombre de Líbano y conservando el de Siria para la otra. Los británicos hicieron prácticamente lo mismo en Palestina, estableciendo una división entre las dos orillas del río Jordán. La parte oriental fue llamada Transjordania, más adelante simplemente Jordania; el nombre de Palestina se reservó para la parte occidental, dicho de otro modo, la parte cisjordana del país”. (Bernard Lewis, La crisis del Islam, Ediciones B, Buenos Aires, 2004, p.10).

No uso muchas palabras Julia Galemire


JULIA GALEMIRE

No uso muchas palabras
solo las que se escriben
en un texto a ratos
iluminado, a ratos
poéticamente enunciado

Prefiero las palabras que se
pierden en un rito por las calles
las que se encierran en un sortilegio
de fiesta y vida cotidiana
aquellas que son como murallas
liberadas de toda censura
y de mezquinas aprehensiones

Las que se encienden de cálidos mensajes
las que se pronuncian por amores comprobados
las que son apenas aventuras
las que vuelan
diferentes

Ellas me permiten sentarme
junto a los relojes de la tarde
en los mismos suburbios de las
horas para escuchar la plural unidad de la escritura.

PARA MI José Villaverde


JOSE VILLAVERDE


bajaste del del cielo para mí
para amarte
para amarme
desnuda
porque tu cuerpo devora lo que le pongas encima
a jugar con mis fantasías

como un duende que viene a negociar mi vida te encontré frente a mi
para no separarnos más
para seducirnos
para vivir con pasión
para revolcarnos juntos en cada rincón que encontremos
para procrear

eres el marco que contiene a mi alma
el muro que sostiene mi esencia de amor
las gotas que caen de tu vientre son el elixir que me sana
por eso yo las bebo, yo las bebo
prométeme que no faltarás a mi sepelio
sencillamente porque no soportaría ir al tuyo.

media tarde del jueves 21 de febrero de 2008 Diana Correa


DIANA CORREA


lento y sin rumbo fijo, como esa tristeza que se mastica, sin otra idea que la propia tristeza, el sol disuelve las sombras, los paso, los sonidos.
En la gran sala roja del museo, fragmentos de una totalidad humana mirando con ojos muy abiertos, sin reproches pero con una seguridad sobrecogedora, un convencimiento, una afirmación de esta vida y todo sufrimiento y la misma pregunta que no busca palabras, la pregunta que surca las miradas, hecha muda desde su incontestable absurdo - tanta sed tanta hambre tanta piel devastada en tierra de polvo de piel saliva polvo tiempo polvo volado despreciado feroz...-
sin lágrimas, sin demandas, confiados en la luz apenas asomada y total desde los oscuros y las sombras y los verticales y los fragmentos de los ojos las narices los huesos los pedazos... "pedro-rojas-así-después-de-muerto-besó-su-catafalco-enangrentado..."

Viejos Pactos Nuevos Guillermo Lopetegui






GUILLERMO LOPETEGUI


Se podría escribir un diario breve de ti.

Comenzarlo hoy, ayer o mañana, no sería sino hacer una crónica de siempre el mismo día, siempre la misma noche.
¿Y la hora? Es esa en la que te incorporás en la cama o erguís sobre la silla o estirás los brazos tensos apoyando las manos contra los mosaicos de la pared del duchero mientras te dejás seguir salpicando de sensaciones calientes bajo esas pompas de jabón que te cubren el no poder o simplemente no poder dormir.

Es esa hora en la que la taza mañanera de lo que haya en algún frasco o sobre, bebida a desgano de pie contra el borde de mármol de la mesada de la cocina, resuelve la imposibilidad de un prácticamente idealizado desayuno suculento frente a compañías que no existen.

Es esa hora en la que la pieza del hotel barato se llena con el resplandor intermitente del luminoso de neón, afuera, adosado por el armazón de hierro al edificio de pocos pisos, finisecular, de antigüedades diferentes al sabor de aquellas que desde el recién estrenado long play o de la clase de repertorio circunstancial con la romanza, el aria o la cabaletta honrando a Bellini, Donizetti, o Verdi celebraban tu arribo a un mundo que, desde la pieza de hotel barato, ahora una música de saxos y teclados tristes te lo evoca lejano , sacudiendo ese pensamiento que remite a lo primigenio; al primer grito; al nacimiento, arrancado para las sonrisas que se inclinan, consulares, a la mirada y temor inaugurales precediendo el camino hacia cierta pretendida madurez andando deletreos, primeras audiciones, lecturas descubiertas, soledades de erizantes fervores creadores, donde la excentricidad de una luz de vela desechando televisores o juegos electrónicos, se volcaba sobre la página garabateada con aquel primer poema pretendiendo entronizar para imposibles glorias futuras la inquietud de los besos que fueron edificando los primeros amores y también las lágrimas que no se querían mostrar, que se sufrían haciendo rodar al abismo las esperanzas perdidas frente a los también primeros e imprevistos, impensables engaños.

Así, desde la habitación de hotel barato alzás la mirada al ventanal abierto por donde penetra una agobiante noche estival que te empuja a encender otro cigarrillo, a servirte nuevamente ese vaso de un whisky que te ayude a andar a través de las horas que fueron, que son , que serán, aguantando la soledad sobre tu peso, difícil de medir, de La Nada, La Nada cuando te llega en la forma de esas llamadas que hacés consultando una vieja agenda en procura de que una voz amiga te recuerde, desde quizás una carcajada circunstancial, el tiempo de la alegría; que una voz risueña te prometa pasiones renovadas en pocos minutos, cuando un taxi deposite en la madrugada de la entrada del hotel un cuerpo próximo a acariciar y abrazar, un peinado próximo a quedar en pelo revuelto cuando tus dedos nerviosos, presurosos, se hundan en él procurando en los besos, en la lengua recorriendo la piel, y en el aspirar nuevamente aquellos olores que te devuelven a tu triunfo sobre ese jadeo arqueado entre tus brazos, encima tus muslos, la celebración de ti mismo.

Pero las llamadas no fueron contestadas y aquella indiferencia te llevó a revisar pasados errores en procura del perdón, de la redención.

Las dudas acumulándosete en un rostro desencajado por el abandono en forma de barba de varias semanas te arrastró hasta la puerta de aquel tempo, en donde dudabas de si entrar o no, porque en el fondo de aquel estado tuyo suponías que entrando, arrodillándote y entrelazando los dedos de esas manos que te temblaban, la oración, el ruego fallarían, porque seguramente el Alabado seas se perdería en la ineptitud para pronunciar más o menos inteligiblemente la palabra torpe o infelizmente elegida.

Por eso encendías el cigarrillo, como ahora; por eso dejabas atrás la posibilidad de penetrar en el pórtico de aquel templo, recordando en cambio los neones apagados, desde hacía décadas, de boliche esquinero vagamente iluminado en su interior por aquel tubo de luz que apenas llegaba a la sonrisa amarillenta sombreada por el gacho que parecía estar cantando desde siempre un tango a los triunfos que no eran tuyos, ni los de aquellos que, acodados al mostrador de mármol opaco, saludaban inexpresivos tu llegada a un universo de viajes no programados y donde los derroteros los iban trazando las copas que te invitaban o con laque invitabas, al tiempo que te volvías desde el mostrador a la entrada o salida de aquel boliche y lo único que veías era una boca abierta a la oscuridad que parecía ya habérselos tragado a todos los que te rodeaban, casi incluyéndote a no ser por ese pensamiento vago; ese pensamiento que te asaltaba nuevamente de que tal vez, por qué no, podía existir una salida. Salvación, le llamaban algunos; otros simplemente salida, cuando una voz en el boliche o en la calle, o simplemente consultando en tu casilla de correo electrónico a la que accediste desde cualquiera de esos cibercafés trasnochadores te hablaban cierta Tercera Profecía describiendo la llegada inminente de los últimos días previos al Juicio.

Y es la voz del boliche, o en la calle, o abriendo tu correo en el cibercafé barrial, quienes te informan de desastres inminentes a través de esa dichosa Tercera Profecía que augura la inminencia de los últimos tiempos.

Es cuando, metido y casi perdido entre aquellos otros que siguen libando, o caminando o encorvados junto a sus respectivas casillas de correo electrónico, mirando a tu alrededor por unos momentos, considerás que si se aproxima algún tiempo para ti es ese que te anuncia lo inminente de tener que hacer algo; algo antes de desaparecer para la indiferencia de los demás o para la indiferencia del universo.

Y con esos pensamientos dejás el boliche, la calle, el cybercafé, para desandar tus pasos de retorno a tu último rincón, desconocido para los demás.

Entonces, desde la pieza de hotel barato es cuando resolvés consultar esa “ánfora de sabiduría” que hace años te regaló alguna pitonisa de por aquí nomás; de esas que sobrellevan el día a puro cigarrillo y estabilizadores de humor y es cuando metés los dedos por el agujero de esa vasija de arcilla y revolvés, mezclás, entreverás una y varias veces las palabras que la pitonisa recortó una vez, hace mucho tiempo, cuando te creías dueño de ideas más claras; dueño de cierta certeza del camino que se suponía debías recorrer y no como ahora, cuando caminar simple-mente son tanteos, casi saltar los reflejos de la luna contra el pavimento a la búsqueda circunstancial de la mercancía perfumada, de la piel tersa y trescientos pesos y el hotel y “si no tenés casa o apartamento y vívís solo” y lo que resta es resolverse hasta que sacás los dedos con esa palabra apretada entre las yemas amarillentas de nicotina.

Volcás la letra en la palma abierta de la otra mano y leés , releés varias veces; recordás entonces la voz aguardentosa salpicando saliva cerca de tu hombro y susurrándote, o a cierto mendigo sentado o casi arrumbado en un extremo del frontispicio de la iglesia o desde el contenido del correo electrónico abierto en la soledad de otra madrugada, las características de ese mensaje apocalíptico en medio de tus horas de cigarrillo, tus entreluces de luminoso junto al ventanal de la pieza de hotel barato, esa pantalla en blanco que en principio es tu mente, pero en donde más tarde o temprano te reformulás esa palabra que antes te proporcionó tu propio deseo de consultar a alguien o algo que esté por encima de tus limitaciones, a través de esa ánfora de sabiduría.

Releés la palabra.

Pensás en ella.

Es un nombre que ya no te da miedo pensar, leer, escribir en tu mente…

…Entonces, un repaso a cierta tradición de viejos pactos, de nuevos pactos, de viejos pactos nuevos, te invade a esa hora cuando el cigarrillo se enciende con la colilla del otro; cuando el mensaje apocalíptico se recuerda o se relee, cuando se piensa en el rostro perdido y entonces se admite la posibilidad; se piensa en los viejos pactos nuevos y se admite la posibilidad de sí, por qué no, si lo que queda es tan cambiante; es esta oscuridad a veces invadida de ciertas breves ráfagas, flashes de una luz que no se retiene o que aparece para por momentos señalar un camino que lleva a la meta de una salvación que está lejana, cuando entonces vuelve la oscuridad apenas atenuada por el luminoso que guiña afuera, adosado al costado de la entrada de hotel barato; la llama del cigarrillo resplandeciendo junto a tu rostro pensativo o al ceño fruncido de dudas, cuando releés cierta palabra ambigua, cierto nombre que bien te puede hacer mirar al Arriba o bien al Abajo, porque por momentos viene acompañada de un rostro de luz y otras con uno de sombra, y es cuando pensás hasta qué punto ciertas entidades y ciertas situaciones serán imaginarias.

“Viejos pactos, nuevos pactos” te vuelve a la mente. “Viejos Pactos Nuevos”, pronuncian tus labios, sacudiendo el cigarrillo a medio consumir, los hielos de ese vaso que se volvió a llenar de whisky y del que antes tomás otro sorbo.

Entonces, dejando de lado simples cientificismos, releés la palabra o la recordás; luego la invocás a media voz; tomás nuevamente del vaso de whisky, tragás saliva, respirás hondo y hacés formalmente cierto pedido que en principio te parece una reacción estúpida, atolondrada, loca, extrema, producto de esa soledad de la que no da cuenta nadie sino tú, cuando mirás at u alrededor y repetís la acción de pronunciar en voz más alta y decidida el nombre; aquel nombre del Arriba, del Abajo.

Formulás el pedido y agregás eso que te costó más aceptar como necesario para que el pacto tenga su validez; la parte que te corresponde entregar por el triunfo anhelado; el destino final de tu alma a cambio de la concreción del genio en esa obra en ciernes, cuyo resultado unirá tu nombre al de Marlowe, al de Goethe, al de Mann.

Acabado eso te quedás aguardando.

Encendés otro cigarrillo.

Bebés otro vaso de whisky en cuyo interior echás la primera exalación del humo de tabaco.

Te detenés en un breve éxtasis frente a los guiños del luminoso allá afuera, como fragmento de una ciudad que se te antoja distante pese a asomarse en artificios nocturnos al marco del ventanal abierto.

Echás una mirada circular al entorno que te rodea y que por un momento se te hace extraño, cuando sentís frío y te invade cierta sensación de desamparo y de un imposible poder volver a lo primigenio después de lo que resolviste llevar adelante, a través de ese camino hecho de fugaces triunfos y futuras oscuridades definitivas por donde en pocos instantes más, luego de invocado ese nombre aparecido en medio del discurso de un borracho, o de un mendigo, o de un mensaje cibernético o simplemente en la palabra revelada por el ánfora que tu impotencia y tu deseo y tu desesperación consultaron, iré avanzando a tu encuentro.