media tarde del jueves 21 de febrero de 2008 Diana Correa


DIANA CORREA


lento y sin rumbo fijo, como esa tristeza que se mastica, sin otra idea que la propia tristeza, el sol disuelve las sombras, los paso, los sonidos.
En la gran sala roja del museo, fragmentos de una totalidad humana mirando con ojos muy abiertos, sin reproches pero con una seguridad sobrecogedora, un convencimiento, una afirmación de esta vida y todo sufrimiento y la misma pregunta que no busca palabras, la pregunta que surca las miradas, hecha muda desde su incontestable absurdo - tanta sed tanta hambre tanta piel devastada en tierra de polvo de piel saliva polvo tiempo polvo volado despreciado feroz...-
sin lágrimas, sin demandas, confiados en la luz apenas asomada y total desde los oscuros y las sombras y los verticales y los fragmentos de los ojos las narices los huesos los pedazos... "pedro-rojas-así-después-de-muerto-besó-su-catafalco-enangrentado..."